El secreto de la alegría

Este artículo fue publicado originalmente en 2017.

Se dice que, si supiéramos lo verdaderamente perfecta que es la vida, veríamos al cielo y reiríamos. Si estamos abiertos a ello, esta revelación podría ser nuestra esta semana.

Es cierto que cuando le echamos un vistazo al mundo podemos ver toda su belleza. Podemos maravillarnos con el cielo, el sol, el reino animal, los peces en el mar y los muchos tipos de seres humanos creando un espléndido entramado. Albert Einstein dijo: “Sólo hay dos maneras de vivir tu vida. Una de ellas es como si nada fuese un milagro. La otra es como si todo fuese un milagro”.

“El universo nos apoya esta semana para que veamos esta perfección de la vida”.

Cada día, cientos de miles de nuevas almas nacen en nuevos cuerpos con hermosas y delicadas particularidades como ojos, deditos, órganos y corazones latientes. Diariamente, sale el sol y todas las criaturas de Dios en todo el mundo despiertan para crear una sinfonía con su corazón latiente y mente pensante, todos bendecidos con la capacidad para vivir otro día. El universo nos apoya esta semana para que veamos esta perfección de la vida. La vida es buena. El amor nos rodea. Los milagros sí abundan. Hay una perfección divina entrelazándose en tu vida.

En la porción de Mikets de esta semana leemos sobre el ascenso de Yosef. Después de diecisiete años, sus dificultades finalmente acabaron. Yosef logró controlar su conciencia durante este tiempo y pudo ver la perfección en su proceso de vida. Yosef fue liberado de la esclavitud y se convirtió en el gobernante de todo Egipto. Para Yosef se acabó la noche e inicia un nuevo día.

Para nosotros también es nuestro momento para brillar y regocijarnos. Somos llevados a un nuevo y mejor capítulo en nuestra vida. Si lo intentamos, podemos ver nuestra vida perfecta como lo es en este momento sin ninguna duda, juicio, preocupación o arrepentimiento. Tal y como el Creador tenía un plan perfecto para Yosef, la Luz también tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros. ¡Celebremos esta gran verdad!

“Es nuestro momento para brillar y regocijarnos”.

No es coincidencia que esta también sea la semana de Janucá, cuando podemos acceder a una gran cantidad de Luz que sólo está disponible en este período del año. Esta es la Luz de los milagros que tiene el profundo poder para eliminar el caos y la tristeza, y reemplazarlos con la más grande felicidad que podamos imaginar.

Toma un momento, mientras lees esto, para cerrar los ojos e inhalar profundamente. Comienza a pensar en toda tu vida, medita sobre todas tus bendiciones, talentos y dones; los muchos tesoros que posees. ¿Estas incluyendo el aliento de vida? ¿El regalo de tener otro día en el que puedas vivir, amar y aprender? ¿Estás incluyendo a quienes amas? ¿El cielo, el sol, la luna y los cálidos ojos de un amigo? Tienes gente que te quiere en tu vida. Tienes manos para dar y apoyar a los demás. Siente la vida que estás viviendo y siente gratitud por todas tus bendiciones.

Como verás, el secreto de la felicidad es saber que estás recibiendo exactamente lo que necesitas en todo momento. Tu vida es el sistema más perfecto posible, está diseñada especialmente para ti. Cuando llegamos a este mundo, nuestra alma elige el ambiente y la familia precisos para ayudarnos en la resolución de nuestro karma. Elegimos los padres que tenemos e incluso cómo lucimos. Todo está diseñado para nuestro máximo beneficio. El dolor de ver con envidia a otra persona es creer realmente que el Creador no sabe lo que hace. La envidia es el principal destructor de la alegría. Como a menudo he dicho, la envidia es, en sí misma, su propio castigo. La alegría es saber que todo en nuestra vida es exactamente como debe ser.

“La envidia es el principal destructor de la alegría”.

Quizá, si puedes, consigue tiempo en esta semana para dar un paseo y disfrutar de la gloria de tu vida. Mira hacia el cielo y ríe. ¡Cuán rico eres! Concéntrate y ve todos los tesoros en tu vida, la gente que amas y la gente que necesita tu amor. Cada uno de nosotros es un sobreviviente y el poderoso dueño de nuestra propia vida. Esta semana, regocijémonos en esto y en todo lo bueno.