¿Cómo supero el fracaso? Cinco pasos para abrazar tus errores

Todos imaginamos la gloria del éxito —aceptar un premio, firmar autógrafos u obtener un gran ascenso— pero usualmente no fantaseamos con las veces que nos quedamos cortos o nos equivocamos en el camino hacia ese éxito. Al mirar a nuestros modelos a seguir y a las personas que admiramos, es fácil ver solo sus éxitos. No solemos estar al tanto de todas las veces que han fracasado antes de su éxito. Esto puede darnos una falsa percepción de lo que significa cometer errores.

Fracasar no se siente bien. Puede hacernos sentir avergonzados, deprimidos o insuficientes. Pero el fracaso es en realidad una parte importante de nuestro viaje espiritual que puede conducir a una transformación positiva y a una plenitud duradera. El fracaso nos prepara para el éxito futuro y es una parte integral de nuestro crecimiento cuando se usa correctamente.

He aquí cinco pasos para aceptar tus errores y superar el fracaso:

1. Procura convertirte en una mejor persona, no solo en una persona exitosa. 

Es natural querer éxito en la vida, pero no siempre pensamos en la importancia de convertirnos en mejores personas. En realidad, el camino hacia la felicidad y la plenitud es a través de mejorarnos activamente a nosotros mismos. Estamos destinados a estar en un proceso constante de cambio y transformación, y el fracaso es una parte importante de ese proceso. 

Visualiza las bendiciones que deseas en la vida y entiende que esas bendiciones te están esperando, pero la versión que eres ahora todavía no está lista para recibirlas. Esas bendiciones están esperando a tu versión transformada. 

Buscar la transformación no se trata solo de obtener éxito o nuevas habilidades, es una visión de la vida que influye en cómo enfrentamos cada día. Busca el cambio por el bien de tu alma, no por el éxito o para impresionar a otras personas, y ten presente que el fracaso es naturalmente parte de esa transformación.

2. Crea un espacio seguro y libre de prejuicios contigo mismo.

Cuando no tenemos una relación sana con nosotros mismos, el fracaso puede llevarnos a ser demasiado autocríticos y a sentirnos avergonzados. Estos sentimientos negativos pueden hacer que evitemos aprender de nuestros errores porque tenemos miedo de admitirlos ante nosotros mismos. 

A veces las personas piensan que el cambio no es posible para ellas y tienen tanto miedo al fracaso que pueden quedar paralizadas en sus vidas. Pensamos que la gente se reirá de nosotros o que nos veremos tontos si nos equivocamos. Nos quedamos estancados por esa narrativa en nuestra cabeza en lugar de ver el fracaso como una práctica necesaria hasta que brillamos. 

Esfuérzate por crear un espacio seguro contigo mismo. Tente paciencia y misericordia. El fracaso no significa que no seas capaz o inteligente. Significa que te estás esforzando y saliendo de tu comodidad. 

3. Entiende que los errores revelan áreas poderosas en las que puedes crecer. 

Cuando reconoces que tu razón de ser es cambiar, entonces puedes comenzar a ver el fracaso como uno de los aspectos más importantes de ese proceso. El fracaso nos muestra las áreas en las que debemos esforzarnos. Si nunca has lastimado a alguien por error, ¿cómo sabes que tienes que aprender a ser más consciente de los demás? Si nunca le has gritado a alguien y te has sentido mal por ello, ¿cómo aprenderías que tu trabajo es disminuir tu ira? 

Los errores arrojan luz sobre las áreas que debemos cambiar. En ese sentido, ¡son realmente una bendición! Con mucha frecuencia, estamos ciegos a las áreas en las que necesitamos enfocar nuestro crecimiento. Los errores nos dan una hoja de ruta para convertirnos en la persona que puede recibir las bendiciones que estamos destinados a tener. 

Pregúntate: “¿Cuáles son las tres cosas más importantes que necesito cambiar?”. Tener claras esas áreas de cambio es la bendición más grande, porque es el camino hacia la transformación.

4. Asume la responsabilidad y evita culpar a los demás.

Muy a menudo, cuando cometemos errores, buscamos a ver a quién podemos culpar porque no queremos cargar con la responsabilidad. Admitir que hemos cometido un error significa que ahora tenemos que hacer el trabajo para procesarlo y aprender de él. Culpar a los demás es nuestro ego diciendo que no necesitamos cambiar porque todo es culpa de otra persona. Esto solo limita nuestra capacidad de crecer. Cuando no admitimos nuestros errores, estamos destinados a repetirlos y no crecer gracias a ellos. Crecemos a partir de nuestros fracasos cuando asumimos la responsabilidad y reflexionamos sobre los errores cometidos.

Piensa en un área de tu vida en la que estés culpando a otra persona. Reflexiona sobre dónde hay algo en ti que necesita cambiar en la situación. No se trata de quién tiene razón o no, sino de cómo puedes usar la situación para mejorar.

5. Haz un esfuerzo constante por cambiar.

Muchas personas tienen un momento de claridad sobre lo que necesitan cambiar, pero no tienen la perseverancia para llevarlo a cabo. Acostumbramos a abordar los errores en lo inmediato, pero no invertimos el esfuerzo necesario a largo plazo para transformarlos verdaderamente. El cambio solo ocurre con un trabajo constante en el tiempo. 

Piensa en las cosas a las que has renunciado porque no eras inmediatamente bueno de en ellas. ¿Qué habría pasado si hubieses seguido intentándolo antes de rendirte? ¿Cuáles son las cosas en las que perseveraste y cambiaste de ti mismo? Recuerda lo gratificante que fue superar ese obstáculo y esfuérzate por mantener esa mentalidad en las áreas más importantes de tu crecimiento.

A nadie le gusta fracasar, pero con la conciencia correcta, podemos comenzar a entender el propósito espiritual de los errores y abrazarlos como herramientas poderosas para la transformación. Usa tus errores como guías que te muestran el camino para convertirte en una mejor persona. Responsabilízate de ellos y ten bondad contigo mismo cuando tropieces. Ten presente que tus errores y fracasos te están llevando a la persona en la que estás destinado a convertirte. No podemos levantarnos sin caer primero.