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¿Cómo evitar la tristeza de las fiestas? Cinco consejos para encontrar tu ánimo

Adaptado del pódcast de Sed Espiritual de Monica y Michael Berg. Escúchalo y subscríbete aquí.
Diciembre 19, 2022
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Es la época más maravillosa del año… o eso nos dicen. Sin importar las festividades que celebres, la deliciosa comida, las casas con decoración festiva, las canciones, los regalos y pasar tiempo con los seres queridos desempeñan un papel fundamental. En resumen, las fiestas simbolizan todo lo que desearíamos que fuera nuestra vida ideal. No es de extrañar que la expectativa de la alegría navideña haga que tanta gente se sienta deprimida, estresada o ambas cosas. Es fácil sentirse abrumado por la presión de hacer que las fiestas sean especiales y agradables para los demás. Por suerte, hay algunas formas de mitigar la ansiedad de la temporada y conectarnos con nuestra alegría.

He aquí cinco consejos para evitar la tristeza de las fiestas y encontrar tu alegría:

1. Confía en que el Creador está en control la situación.

A menudo tenemos una idea de cómo deberían ser las fiestas y hacemos todo lo posible para crear una experiencia de película, pero la realidad rara vez está a la altura de nuestras expectativas. Hay muchos aspectos de esa meta que simplemente se salen de nuestro control. No podemos obligar a la gente a ser alegre y gentil, y a veces la comida festiva cuidadosamente preparada acaba quemándose. Nuestras expectativas poco realistas y nuestra incapacidad para perder el control nos predisponen al fracaso.

No hay nada malo en planificar y preparar, pero asegúrate de controlar tus expectativas. Ten presente que el Creador realmente tiene el control de la situación. Si algo desvía tus planes, acepta que es la situación perfecta en la que estás destinado a estar, en formas que tal vez no entiendas en este momento. El Creador sabe lo que tu alma necesita. Confía en el proceso.

2. Haz una breve lista de las cosas que son más importantes para ti durante las fiestas. Concéntrate en ellas e ignora las demás presiones.

Hay demasiados aspectos de la temporada festiva —la comida, la decoración, la entrega de regalos, el tiempo con la familia— que la presión para que todo sea perfecto puede ser abrumadora. Detente y pregúntate: ¿Cuáles son los elementos específicos que hacen que la celebración sea significativa para mí? Quizá sea hacer platillos al horno. O sentarte alrededor del árbol a beber ponche de huevo. Ten claro qué es lo que te entusiasma y deshazte de las otras presiones externas que crean una realidad imposible.

3. Identifica con antelación lo que NO te va a molestar.

Las reuniones familiares pueden ser terreno fértil para los desacuerdos y las conversaciones tensas. La mayoría de nosotros sabemos qué personas y qué temas son los más propensos a alterarnos. Determina tus intenciones con antelación. Ten claro lo que no quieres que te moleste. Tú eliges qué hacer de tu experiencia.

Considera como un experimento divertido el tiempo que pasas con las personas con las que no estás de acuerdo. ¿Qué tontería va a decir esa persona? Planea no enojarte, por muy escandalosa que sea, y decide que no le gritarás, por mucho que no estés de acuerdo, porque no quieres invertir ahí tu energía. Ir a la situación con conciencia e intención puede ayudarte a no alterarte en el momento.

4. Considera las fiestas como una oportunidad de crecimiento.

Las reuniones familiares ofrecen importantes oportunidades espirituales de crecimiento. Una de las formas de aprovechar las fiestas para la transformación es emplearlas como indicador de cuánto has crecido el año pasado. ¿Te afectan menos este año las cosas que te provocaron el año pasado? ¿Te parece que buscas menos la aprobación o la validación de tu familia?

Aborda las reuniones festivas como oportunidades para la práctica espiritual y el aprendizaje. Siempre hay una lección que aprender o alguna forma de ayudar a los demás.

5. No limites tu alegría solo a las fiestas. Encuentra formas de celebrar todos los días.

En gran medida, hemos sido condicionados a poner nuestra alegría y felicidad en espera debido a nuestras responsabilidades, obligaciones y prioridades diarias. Ponemos tanta presión en las fiestas porque las hemos designado como el momento en el que finalmente vamos a relajarnos, comer lo que queramos, hacer una pausa y simplemente ser felices. Pero ¿y si tuviéramos esa alegría todos los días de nuestra vida?

Cada día es una oportunidad para apreciar y pasar el tiempo exactamente como queremos. Busca maneras de comenzar a cultivar la alegría a diario, en lugar de intentar dejarla toda para un solo día o semana. Vive cada día como si fuera una festividad, encontrando la alegría en dar, disfrutando de comida deliciosa y pasando tiempo de calidad con las personas más importantes de tu vida. No hace falta esperar esos días asignados para celebrar la mañana del lunes, la tarde del jueves y todo el tiempo intermedio.

Las fiestas son una época en la que ponemos especial cuidado en nuestra apariencia, decoración, gastronomía, compras y envoltorios; todo ello para experimentar la esquiva alegría de las fiestas y conseguir los recuerdos perfectos que perdurarán para siempre en nuestros álbumes de fotos y en las redes sociales. No obstante, como tantas otras cosas, la fantasía a menudo no se corresponde con la realidad, lo que nos provoca estrés, ansiedad e incluso depresión.

Repiensa lo que las fiestas pueden y deberían ser fijando tus expectativas y tus intenciones, concentrándote en las áreas que son más importantes, buscando oportunidades para crecer y encontrando formas de celebrar a lo largo de todo el año.


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