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Escuchar con nuestra alma

Michael Berg
Marzo 9, 2022
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Muchas de las personas en el desierto que crearon y construyeron el Tabernáculo, el Mishkán, no tenían entrenamiento ni conocimiento en las áreas en las que estaban trabajando (carpintería y orfebrería, por ejemplo). Sin embargo, de algún modo, cuando comenzaron a trabajar descubrieron cómo hacerlo. Hay una sección del Zóhar, en la porción Nóaj, que nos dice que cuando estas personas que tenían el deseo único de cumplir con su trabajo empezaron a hacerlo, los objetos comenzaron a enseñarles qué hacer. Por ejemplo, el oro empezó a decirle cómo hacer un pectoral a la persona que debía hacerlo y la madera comenzó a decirles cómo construir las paredes del Tabernáculo a quienes debían construirlas. Estas personas no estaban literalmente escuchando voces, sino que, de repente, dentro de su mente y corazón, sabían qué hacer.

"La voz del Creador comenzó a hablar”.

El entendimiento que recibimos de esto se relaciona con la porción de Vayikrá, la cual comienza con: Vayikrá El Moshé, que quiere decir: “El Creador llamó a Moshé”. La voz del Creador comenzó a hablarle a Moshé mientras nadie más podía escucharla. Moshé está con todos y entonces, de repente, escucha el llamado desde el Mishkán y el Creador le dice exactamente qué hacer. ¿Qué significa esto? Y, aún más importante, ¿qué lección hay para nosotros?

Los kabbalistas enseñan que si la prioridad de un individuo en todo lo que hace es revelar lo que la Luz del Creador quiere de esa situación, entonces recibirá las instrucciones exactas sobre lo que debe hacer. No obstante, si somos sinceros con nosotros mismos, la prioridad número uno de la mayoría de nosotros es recibir Luz y bendiciones para nosotros mismos, aunque querer la bienaventuranza o la Luz que éstas puedan traer al mundo pueda estar en un segundo lugar.

Pero hay un problema con eso, ese camino no facilita la revelación. No permite que la esencia de las cosas nos hable. Todo lo que está en este mundo nos habla… ¿te imaginas si pudiésemos escuchar lo que nos dice? Entonces, siempre sabríamos cuáles son las palabras y acciones correctas. Por ejemplo, cuando estemos en medio de un acuerdo comercial, éste nos dirá exactamente qué hacer. Pero tenemos que ser capaces de escucharlo.

¿Cómo podemos comenzar a escuchar los mensajes que están en todas partes para nosotros? El Baal Shem Tov enseña que todo en nuestra vida —desde nuestro negocio, familia, libros de conexión hasta los muros de nuestra casa— nos quiere decir algo. Y podemos recibir esos mensajes, pero solo de un modo; a través de la preparación personal antes de cada acción. Por ejemplo, decir: “Tendré esta importante conversación con mi hijo. ¿Qué quiero lograr? No que tenga una mejor idea de mí ni que me escuche, quiero que ocurra lo que sea mejor para su alma”. O cuando estemos en un trato de negocios, no debemos pensar en qué ocurrirá por nuestras razones egoístas, más bien, solo querer que se se revele la bienaventuranza o la Luz que puede traer a este mundo.

"Hay mensajes en todo”.

Cuando esa es nuestra prioridad, cuando lo que verdaderamente queremos de una situación es lo que la Luz del Creador quiere y nos preparamos según eso, entonces la parte interna de todo comienza a hablarnos; no al oído, sino al alma. Y luego, descubriremos en cada situación, conversación y evento lo que la Luz del Creador desea que hagamos.

Por lo tanto, cuando la porción Vayikrá comienza hablando sobre la voz del Creador que solo es escuchada por Moshé, también nos habla de la voz que todos debemos escuchar. Estamos destinados a alcanzar un estado en el que seamos, como dice el Midrash, ángeles y mensajeros que tienen la fuerza de hacer lo que la Luz del Creador quiere que hagamos en este mundo. Cuando Moshé estuvo en este nivel, comenzó a escuchar los mensajes. Y si nuestra verdadera prioridad número uno en una situación es revelar la bienaventuranza y las bendiciones que la Luz del Creador desea revelar con esa situación, entonces esa voz comenzará a hablarnos también a nosotros y podremos escucharla en nuestra alma.

En el Zóhar dice que los carpinteros y los orfebres no tenían el deseo de quedar bien por la realización de su trabajo. Solo tenían una prioridad: que el trabajo fuese exactamente como la Luz del Creador quería que fuese y que revelase Luz y bendiciones en este mundo. Y luego, dice el Zóhar, la madera y el oro comenzaron a hablarles, les dieron instrucciones para que terminaran su trabajo.

Así se supone que debe ser nuestra vida hoy en día. Estamos destinados a ser mensajeros de la Luz y la prioridad en todo lo que hacemos en nuestras relaciones con las personas, nuestro trabajo, nuestro trabajo espiritual y demás, a fin de cuentas, no debe ser la Luz ni las bendiciones que recibiremos personalmente de ello, sino traer la Luz del Creador a este mundo para beneficiar a los demás. Cuando verdaderamente hacemos de esto una prioridad, comenzamos a escuchar y a ser guiados por los mensajes de todas las cosas; sabremos exactamente qué hacer y qué decir.

Hay mensajes en todo y creo que esto es muy inspirador, porque si entendemos esta enseñanza, entonces también entendemos que nunca tenemos que saber qué hacer. Debido a que si nuestra conciencia cambia y nuestra prioridad número uno en toda situación, relación, conversación y evento en nuestra vida es revelar la Luz del Creador en este mundo, pedir que la consecuencia solo sea lo que la Luz del Creador quiere, entonces podremos comenzar a escuchar con nuestra alma los mensajes y la orientación de las almas de las personas y las cosas en dichas situaciones, mensajes que nos llevan a hacer lo correcto. Este es un hermoso y poderoso regalo disponible para nosotros en Shabat Vayikrá.


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