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Una versión física del Mundo Espiritual

Michael Berg
Febrero 17, 2021
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La porción de Trumá trata acerca de la construcción física del Tabernáculo, el Mishkán, por parte de los israelitas en el desierto. Luego de explicar lo que están a punto de hacer, el Creador dice: “Construyan todo lo que les estoy mostrando”, porque sabemos que Moshé no sólo recibió las palabras, sino también la visión de cómo debía ser el Mishkán, la manera en la que debía ser construido, sus medidas exactas y las medidas de los utensilios que se utilizarían dentro de él.

El Creador dice: “Les estoy dando directrices exactas. No se desvíen de ellas”. Luego el Creador agrega en las indicaciones que le da a Moshé: “Y asegúrate de que continúes haciendo esto”. Así que, primero el Creador le dice a Moshé “Constrúyelo exactamente como te lo estoy mostrando, con las medidas exactas que te estoy mostrando”, y luego le dice: “También asegúrate de que, si alguna vez construyes un lugar de descanso para Mí, sigas estas mismas instrucciones”, lo cual explican los comentaristas hacía referencia al primer y segundo Templo que se construyeron, y a un tercer Templo en el futuro. Entonces, esta es una orden bastante clara y directa por parte del Creador hacia Moshé: “Construye el Tabernáculo de acuerdo con estas dimensiones, y asegúrate siempre de que si construyes algo como esto una vez más, utilices exactamente estas mismas medidas”.

Pero eso no ocurrió. Cuando el Rey Shlomó recibió el mensaje del Creador para construir el Templo, no lo construyó de acuerdo con las medidas que el Creador hizo que Moshé utilizara para construir el Tabernáculo. Por lo tanto, o el Creador no hablaba en serio cuando dio las instrucciones, o el Rey Shlomó no las aceptó. ¿Por qué el Rey Shlomó cambió las medidas cuando construyó el Templo?

Cuando hablamos de la construcción del Tabernáculo en Trumá, es cierto que fue construido en el mundo físico. Pero sabemos que el propósito del Tabernáculo no era la estructura física que fue construida; era un espejo de una realidad espiritual.

Rav Áshlag usa un concepto que llama el idioma de las ramas, que quiere decir que todo lo que existe en el mundo físico también existe en una forma distinta, no física en los Mundos Superiores. Y cuando usamos palabras, aun palabras como “Luz”, por supuesto que no nos referimos a la luz física, nos referimos a la Luz espiritual; pero hay una relación entre lo que llaman las ramas y la raíz, que es la esencia espiritual. Por lo tanto, cuando hablamos de la construcción física del Tabernáculo, lo que en realidad el Creador estaba dando a los israelitas no era tanto un plano de la forma en la que debían construir Su morada en el mundo físico, sino más bien un plano de cómo luce en el Mundo Superior. Entonces, si llevas eso al plano físico, esa sería la forma que tomaría.

Por ejemplo: el cuerpo físico es una versión física de una entidad espiritual de la Luz del Creador. ¿Por qué tenemos diez dedos en las manos, diez dedos en los pies, dos brazos? Todo es una versión de una entidad espiritual que existe. Y si tuviéramos la capacidad para entender la correlación entre lo espiritual y lo físico, podríamos construir y decir: “Pues bien, esta es la forma en la que un hombre debería ser”. En este caso, el Creador está diciendo: “Esta es la forma en la que funciona el mundo en los Mundos Superiores, y Yo quiero que construyan una versión física de eso en este mundo”. El Tabernáculo no era una construcción arbitraria, sino más bien una versión física del mundo espiritual.

Cuando Moshé subió al Monte Sinaí para traer la Luz de la Inmortalidad a este mundo, estaba conectado —no con sus ojos, sino con su alma— al marco espiritual. Y luego cuando regresó a este mundo, el Creador le dijo: “¿Recuerdas lo que viste, a lo que estabas conectado? Toma la realidad espiritual que percibiste en la montaña y dale una forma física”. Porque existirá una correlación y, en consecuencia, la capacidad dentro de esa forma física para conectar, dado que desafortunadamente la mayoría de las personas aún están en el aspecto físico, así que lo que necesitan es un camino hacia lo espiritual.

El Mishkán era la versión física de la realidad espiritual, y cuando las personas entraban a su estructura física, comenzaban a conectarse con su verdadera fuente en esencia. Por lo tanto, el Tabernáculo que Moshé construyó estaba basado en la profecía, o la llamada “visión” que Moshé tuvo de la realidad espiritual en la que se encontró cuando subió al Sinaí. Entonces ahora la realidad espiritual cambia porque los israelitas en ese momento en el desierto estaban en cierto nivel espiritual, y Moshé estaba en determinado nivel espiritual. Por ende, la conexión que él tuvo y la forma en la que el mundo espiritual estaba establecido para él y para los israelitas en aquel momento eran únicas para ellos. Es lo que él vio y, como resultado, lo que trasladó a este mundo.

Y sabemos que dos profetas nunca darán una profecía de la misma forma. ¿Por qué? Porque las personas cambian, y las generaciones cambian. Y hablamos mucho acerca de esto, pero es importante. Esto es realmente lo que distingue a la sabiduría de la Kabbalah de otras sabidurías espirituales y otros procesos religiosos. Sabemos que el trabajo espiritual, e incluso la sabiduría espiritual, tienen que cambiar y transformarse con base en dónde se encuentran las personas. Si tratas de dar a la gente de hoy en día el proceso por el que pasaron los israelitas en el desierto, sería inadecuado, porque las almas provienen de, y están en, un lugar diferente.

Por ende, es una hermosa revelación que cuando el Creador le dijo a Moshé: “Esta es la forma en la que lo construirás y la forma en la que lo harás por generaciones”, Él se refería a que tienes que construirlo no con base en las medidas físicas que Él está dando ahora. ¿Cómo llegas a estas mediciones físicas? Moshé tuvo una visión espiritual. Él vio la forma en la que el mundo espiritual estaba establecido justo en ese momento. Él vio la forma en la que las almas del mundo tenían que interactuar con el mundo espiritual, y lo trasladó a una estructura física. Por ello, el Rey Shlomó —o cualquiera en las siguientes generaciones que construyera un lugar de descanso para que la gente pudiera entrar, y mediante este lugar elevarse y conectarse con el mundo espiritual— también debía tener una visión espiritual de lo que existía en términos espirituales en aquel momento y construir un lugar con base en eso.

Uno no debería construir basándose en la estructura física y las medidas que ellos estaban usando para construir el Tabernáculo; más bien, cuando construyes, debes tener una visión de qué es lo que está ocurriendo en el Mundo Superior y de las almas que existen en este mundo ahora, y entonces construir la estructura que se adecúe al plano espiritual con las almas que existen en el mundo en ese momento. Ciertamente, las medidas van a cambiar, porque la interacción espiritual con los Mundos Superiores y las nuevas almas en este mundo están cambiando constantemente. Y tienes que poder traducir la existencia espiritual como fue en aquella generación, en aquella época, para las almas que ahora vienen a conectarse.

Para Moshé y los israelitas, aquellas medidas eran las correctas, porque esa era la versión del mundo espiritual que existía. En cada generación, tenemos que entender que esto no se refiere sólo a la construcción del Tabernáculo; esto se refiere al trabajo espiritual. Por ello, debemos entender que el trabajo espiritual en la actualidad ciertamente es diferente al de la época de Moshé y la del Rey Shlomó. El trabajo espiritual de cada generación es diferente y el trabajo espiritual de cada individuo es distinto. Hablamos acerca de esto, pero la razón por la cual es tan peligroso hacer el mismo trabajo espiritual todo el tiempo es que el trabajo que hicimos ayer era el necesario para ese día. Pero el día de hoy, el trabajo espiritual cambió. Nuestra alma cambió. Si hoy estamos haciendo lo mismo de la misma forma y con la misma conciencia que ayer, no nos estamos conectando al lugar correcto.

Si el Rey Shlomó hubiera construido el Templo basándose en las mismas medidas que tenía el Tabernáculo en el desierto, no habría funcionado. Habría sido la versión equivocada y la manifestación física errada del mundo espiritual, porque el plano espiritual, las almas y sus interacciones en el tiempo del Rey Shlomó eran diferentes a las del tiempo de Moshé. El Creador nos estaba diciendo que debemos ser cuidadosos en nuestro trabajo espiritual, no sólo en la construcción del Tabernáculo o en la construcción del Templo. Todo tiene que ser la versión correcta de lo que existe en la actualidad. Si estamos haciendo lo mismo, incluso día a día, no funcionará. Porque la realidad espiritual de los Mundos Superiores está cambiando, y la realidad espiritual de nuestra alma está cambiando. Si estamos haciendo lo mismo, nos encontramos en el lugar equivocado.


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