Si hay una escala entre no importarnos en absoluto lo que los demás piensen de nosotros y preocuparnos constantemente por cómo nos perciben, la mayoría de nosotros nos encontramos en algún punto intermedio. Todos tenemos momentos en los que nos preocupamos por cómo nos vemos, qué dirán de nosotros o qué imagen proyectamos. Hasta las personas con grandes egos, que actúan como si nadie más existiera, suelen enmascarar su inseguridad o interés.
Es importante tener en nuestra vida a personas en las que confiar para que nos den su opinión y nos muestren en qué debemos trabajar, pero cuando nos consume complacer o impresionar a los demás, impedimos que concentremos nuestra energía y crecimiento de una manera que nos brinden plenitud duradera. Disminuir cuánto nos importa lo que los demás piensen y digan de nosotros es una de las partes más importantes de nuestro trabajo espiritual, ya que nos permite tener la vida que estamos destinados a vivir.
He aquí cuatro consejos para dejar de buscar aprobación y comenzar a escuchar la voz de tu alma:
1. Evalúa cuánto tiempo pasas preocupándote por lo que piensen los demás.
No solemos darnos cuenta de cuánto de nuestro día dedicamos a pensar y preocuparnos por cómo nos ven los demás. ¿Alguno de los siguientes escenarios te resulta familiar? ¿Repetir una conversación en tu mente en la que dijiste algo que te hizo parecer tonto; insistir en algo negativo que alguien dijo sobre ti, aun si no es cierto; hacer todo lo posible para evitar la desaprobación; tener miedo de pedir algo que quieres; te preocupa que no te acepten o te amen si alguien sabe algo sobre ti que no quieres que sepan? Todos estos son casos en los que nos preocupamos más de lo que deberíamos por las opiniones que otras personas tienen de nosotros.
Empieza a prestar atención a lo largo del día cuando aparezcan pensamientos como estos. Haz una autoevaluación y pregúntate: “El día de hoy, ¿cuántos minutos u horas pasé preocupándome por lo que los demás piensen y digan al respecto?”. Tener esta autoconciencia es el primer paso para cambiar de mentalidad.
2. Elige invertir tu energía diaria manifestando tu potencial en lugar de preocuparte por cómo te perciben.
Tenemos una cantidad limitada de energía mental y física en el día. Cada gramo de energía invertida en preocuparte por lo que los demás están pensando, diciendo y haciendo es energía robada de tu capacidad para manifestar tu potencial en el mundo. Esa energía se puede utilizar para las cosas asombrosas que estás destinado a lograr y las ideas reveladoras que puedes tener.
La próxima vez que comiences a sentir que estás rumiando sobre lo que los demás piensan de ti, recuerda que estás robando tiempo y energía del poder de tu alma y de tu capacidad de revelar tu Luz única. Enfocarnos en manifestar lo que nuestra alma vino a lograr a este mundo hace a un lado todos los demás pensamientos, miedos y dudas.
3. Entra en contacto con tus deseos más auténticos.
En la niñez, somos curiosos, sencillos y seguros de nosotros mismos. Después, a medida que maduramos, comenzamos a perder nuestra certeza y noción de quiénes somos. Dejamos de hacer lo que queremos hacer porque nos preocupa lo que los demás puedan pensar o decir de nosotros. Pero esto impide que manifestemos la plenitud, la alegría y la autenticidad que estamos destinados a experimentar.
Es importante reavivar nuestra relación más importante: la que tenemos con la verdadera esencia de nuestra alma. Cada día, aparta un tiempo para entrar en contacto contigo mismo. ¿Qué es lo que realmente quieres? ¿Qué harías si nadie te juzgase? ¡Entonces toma la decisión de ir por ello!
4. Bloquea las voces de los demás para que puedas escuchar la voz del Creador.
Imagina que dos personas están tratando de tener dos conversaciones diferentes contigo al mismo tiempo. Es casi imposible dar a ambas interacciones el enfoque y la atención necesarios para llevar a cabo las conversaciones. Esta es la realidad espiritual y física para cada uno de nosotros. El universo nos habla todo el tiempo. Siempre nos envían la respuesta a todas las preguntas que tenemos y todo el apoyo que necesitamos, pero usualmente no podemos escucharlos porque nuestro enfoque está en otra parte. Si estamos enfocados en las opiniones de otras personas, no podemos escuchar la voz del Creador.
La voz de tu alma es como un susurro. En este momento, tu alma te está dando todo lo que necesitas, pero es probable que el susurro se vea opacado por todas las otras voces fuertes a tu alrededor. Cuando silencias las otras voces, ese susurro de tu alma se convierte en la única voz que escuchas. A partir de ahí, puedes obtener todas las respuestas, el apoyo, la dirección y la plenitud que buscas.
La verdadera libertad significa ser libre de lo que los demás piensen o digan de nosotros. Deshacernos de las opiniones y críticas de otras personas nos da el espacio y la libertad para ser quienes somos realmente. Nos permite perseguir las cosas que nos importan, vivir auténticamente y revelar el poder del potencial de nuestra alma. Dedica tu vida a preocuparte cada vez menos por las opiniones de los demás sobre ti. Al hacerlo, entrarás en contacto con la parte más poderosa de ti mismo y vivirás la vida que debes vivir.
