Es naturaleza humana juzgar a los demás. Lo hacemos sin darnos cuenta. Vemos a alguien actuar de una manera que reprobamos, y sacamos conclusiones precipitadas sobre esa persona o nos comparamos con ella. A veces, hacemos esto para sentirnos superiores o mejor con nosotros mismos, y otras veces nos hace sentir insuficientes o como si no estuviésemos a la altura.
Juzgar a otras personas puede tener un impacto negativo en nuestras relaciones y en nuestro propio crecimiento espiritual. Por otra parte, trabajar para cambiar nuestra naturaleza crítica conduce a una transformación poderosa y positiva que crea la apertura para una mayor plenitud en nuestra vida.
He aquí cinco consejos para juzgar menos a los demás y vivir con más compasión:
1. Pregúntate por qué estás juzgando.
Nuestro cerebro toma miles de decisiones todos los días: algunas buenas, otras malas y otras neutrales. En el supermercado, podemos juzgar qué fruta está más madura. Al conducir, juzgamos si es seguro o no cambiar de carril. Y al hacer una compra grande, podemos sopesar los pros y los contras para decidir si es la opción correcta para nosotros. Hay un momento y un lugar en nuestra vida para juzgar, pero, cuando te encuentres juzgando a otra persona, haz una pausa y pregúntate: “¿Por qué?”. ¿Hay alguna decisión que debas tomar? ¿Es una cuestión de seguridad? ¿Quieres ayudarla? ¿O simplemente estás buscando sentirte mejor?
Una buena regla general es PENSAR antes de juzgar: ¿es el pensamiento verdadero, útil, inspirador, necesario y amable? Si la respuesta es no, elige activamente no darle energía al pensamiento. Cuanto más practiques esto, más fácil será.
2. Sé más amable contigo mismo.
Las personas más críticas son las que más se sienten carentes en sus propias vidas. La crítica se convierte en una muleta en la que nos apoyamos porque nos sentimos insuficientes en algún sentido. Juzgamos los talentos, las características o incluso las bendiciones que otra persona tiene para sentirnos mejor con nosotros mismos. La crítica nos hace sentir mejor en el momento, pero tiene efectos negativos a largo plazo.
Cuando mires a alguien a quien quieras juzgar negativamente, recuerda que esto proviene de un lugar de carencia en tu interior. Cuanto más compasivo y tolerante seas contigo mismo, más podrás reemplazar la culpa o la crítica con amor y bondad, tanto para ti como para los demás.
3. Ofrece a los demás el beneficio de la duda.
Cuando juzgamos a las personas, las reducimos a un puñado de características. Podríamos etiquetarlas como “malcriadas”, “molestas” o “desconsideradas”, por ejemplo, y dejar poco espacio para los matices. La crítica es una visión unidimensional cuando, de hecho, todos somos seres complejos. Es una visión que proviene del ego porque creemos que sabemos todo lo que hay que saber sobre la otra persona y que somos mejores que ella, pero no se basa en la verdad.
Comienza a dar a los demás el beneficio de la duda. Probablemente sean personas como tú, tratando de hacer lo mejor que pueden dentro de sus circunstancias. Ten presente que lo que ves no es todo el panorama. Nunca se puede entender por completo las circunstancias de alguien o predecir cómo reaccionaríamos en su lugar. En vez de criticar, trata de mirar sus atributos positivos. ¿Qué está haciendo bien? ¿Cuáles son sus mejores características? Permite que las personas tengan espacio para ser quienes son. Las cosas que quizá no te gusten de alguien podrían ser las mismísimas cosas en las que esa persona esté trabajando.
4. Ve los defectos de los demás como un reflejo de lo que necesitas cambiar en ti mismo.
Es fácil ver los defectos de los demás, pero casi imposible ver los nuestros. Encontrar las áreas de nosotros mismos que necesitan mejorar es necesario para que cambiemos y crezcamos en las poderosas formas espirituales que estamos destinados a hacerlo. Es por ello que nos dan una infinidad de espejos: las personas en nuestra vida.
Es un regalo ver algo negativo en otra persona porque es un reflejo de algo que necesitamos cambiar en nuestro interior. No estamos destinados a cambiar a otras personas, sino reconocer que hay un aspecto de su comportamiento que necesitamos cambiar dentro de nosotros. Puede que no coincida exactamente con cómo nos comportamos, pero hay un elemento que vale la pena explorar. Cuando alguien te logra alterar, hay una razón. Pregúntate: “¿Por qué me molesta tanto esto? ¿Dónde se manifiesta este comportamiento dentro de mí? ¿Cómo puedo trabajar para cambiar ese aspecto de mí mismo?”.
5. Muestra misericordia a los demás para atraer más misericordia en tu propia vida.
La sabiduría de la Kabbalah enseña que el Universo se comporta con nosotros de la misma manera que nosotros nos comportamos con los demás. Cuando somos críticos, el Universo nos juzga con dureza, lo que significa que las cosas son más desafiantes para nosotros. Por otro lado, cuando somos misericordiosos con los demás, el Universo nos muestra misericordia, lo que crea una apertura para bendiciones en nuestra vida.
De esta manera, juzgar a los demás en realidad es perjudicial para nosotros mismos. Cuando sientas la inclinación de juzgar a alguien, recuerda que es perjudicial para ti. Haz que tu objetivo sea despertar más misericordia en tu propia vida al ofrecerla a los demás, sabiendo que te estás alineando con la fuerza positiva de la Creación.
Juzgar cada vez menos es un claro indicador de que te estás convirtiendo en la persona en la que deseas convertirte, una persona que se ama a sí misma y es segura, confiada y feliz. Es uno de los mejores indicadores de cómo te estás desarrollando como ser humano y creciendo espiritualmente. Se necesita mucho trabajo y esfuerzo constante para que rompamos la reacción natural de juzgar. Pregúntate por qué estás juzgando y recuerda el daño que hace a ambas partes. Encuentra misericordia para ti mismo y para los demás, y continúa esforzándote para crecer como una persona más amorosa, tolerante y generosa.