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Eliminar el juicio y transformarlo en Luz

Michael Berg
Septiembre 15, 2021
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El Shabat de la porción Haazinu usualmente cae en los diez días entre Rosh Hashaná y Yom Kipur, y se llama Shabat Shuvá, el Shabat del Regreso. Pero antes de hablar sobre la importancia espiritual de esta porción, considero que es importante entender claramente el proceso por el que nuestra alma pasa durante estos diez días.

Rav Yitsjak Luria, el Arí, explica que el gran secreto de Rosh Hashaná está en la historia de Adán y Eva, en el Libro de Génesis. Adán y Eva nacieron espalda contra espalda y Dios puso a Adán a dormir, lo puso en un estado conocido como dormita en el que literalmente los desprende para poder separarlos uno de otro. Por lo tanto, el concepto de dormita es cuando se pone a Zeir Anpín, el Hombre Celestial representado por nosotros, en un estado de sueño espiritual y luego se desprenden los dinim, juicios, para ser entregados a Maljut, la Mujer Celestial. La entrega de los juicios a Maljut es interesante porque, usualmente, cuando pensamos en la palabra “juicio” tiene una connotación negativa, pero en este caso, durante el proceso que ocurre, se ponen los juicios en Maljut, el lugar de donde recibimos Luz.

Así pues, hay dos pasos en este proceso y entenderlos es importante. Primero, se desprenden las klipot —las partes completamente oscuras de nuestro ser, los dinim— y este es un proceso por el que esperamos haber pasado durante Rosh Hashaná. Pero el segundo paso es que también tenemos que ser capaces de transformar algo de esta oscuridad, que está en forma de juicio, en Luz. Por eso, uno de los grandes propósitos de Shabat Shuvá es no solo desprender el juicio, sino también ser capaces de transformar este juicio en Luz.

El Zóhar dice que Rosh Hashaná es el tiempo en que el Creador se sienta en el Trono del Juicio. En consecuencia, a partir de Rosh Hashaná y los diez días que le siguen incluyendo Yom Kipur, nos dan la oportunidad y capacidad para transformar en Luz el juicio que hemos despertado. Entonces, está el desprendimiento y luego la transformación; nos debemos concentrar en estos dos aspectos.

El Arí explica este proceso de la siguiente manera: después de haber renacido a través de nuestra participación en el proceso espiritual de Rosh Hashaná y el trabajo que hacemos en Shabat Shuvá y los diez días que preceden a Yom Kipur, desprendemos las klipot, las partes menos elevadas de las que queremos deshacernos. Cuando se desprenden las klipot, ya no pueden adherirse al juicio, a la parte que hemos usado erróneamente durante el año y que queremos transformar en Luz. Las klipot ya no pueden dañafectar al juicio ni a las partes que pueden ser transformadas. Y luego comienza el proceso de desprendimiento de los juicios de Zeir Anpín Celestial y su transferencia a Maljut. Todos estos juicios, que son energía que no necesariamente ha sido manifestada en forma de Luz por nosotros en el pasado, son entregados a Maljut.

En Shabat Shuvá leemos Deuteronomio 32:2. Dice: Yaarof kamatar likjí, es decir, “Mi doctrina caerá como la lluvia”. Muchos comentaristas tienen dificultades para entender a qué se refiere este versículo. La palabra yaarof significa literalmente “desprender”, por lo tanto, Yaarof kamatar likjí significaría que la Luz y la sabiduría que recibimos debe desprenderse. Pero ahora entendemos que esa parte de nuestro proceso en Shabat Shuvá es, por un lado, ver los aspectos de nuestro ser que queremos desprender y dejar atrás. Tenemos que apreciar este proceso porque hay mucha negatividad conectada a nosotros hasta antes de Rosh Hashaná y, una vez que hacemos nuestras conexiones en ese día, no tenemos que seguir estando adheridos a la negatividad. No tenemos que regresar a ninguna de nuestras negatividades ni características negativas.

En Rosh Hashaná nos desconectamos de nuestra negatividad y de nuestros aspectos negativos, y en Shabat Shuvá tenemos el poder de yaarof kamatar likjí. La Luz que recibimos en Rosh Hashaná tiene el poder de desprender las partes de nosotros a las que no queremos regresar. Esto es importante por muchas razones, entre estas el hecho de que los kabbalistas enseñan que cada acción negativa que realizamos crea una fuerza negativa, y el Zóhar dice que cada entidad negativa que creamos se queda en nuestra vida; cada vez que hay caos, dolor o carencia es debido a que estas fuerzas negativas que creamos están presentes para hacernos daño.

Pero en Rosh Hashaná nos desconectamos de esta negatividad porque nos elevamos a un lugar superior. ¿Eso significa que la matamos? No, simplemente significa que lo que logramos en Rosh Hashaná, en esencia, fue que las fuerzas negativas que creamos no siguen estando en nuestro plano y no pueden tocarnos, hacernos daño ni traer caos a nuestra vida… siempre y cuando no regresemos a ellas. Es muy importante que entendamos esto. Estas fuerzas negativas aún están aquí, pero existen en un plano inferior, un lugar en el que estábamos antes de Rosh Hashaná y, si regresamos allí, a nuestra negatividad previa, estas entidades regresarán a nosotros. Así pues, el regalo de yaarof kamatar likjí significa que con la Luz que recibimos en Rosh Hashaná, desprenderemos a todas esas entidades negativas que hemos creado, siempre y cuando no regresemos a ellas. Si volvemos a los comportamientos que teníamos antes de Rosh Hashaná, no solo no nos elevamos, sino que también nos encontraremos rodeados de todas estas fuerzas que queríamos dejar atrás.

Por lo tanto, en Rosh Hashaná hacemos dos cosas: cortamos nuestra conexión con las fuerzas negativas que hemos creado porque nos elevamos a un nuevo lugar. Y todas esas fuerzas de negatividad, sin importar lo fuertes y poderosas que sean, no siguen estando en nuestra vida. Pero tenemos que saber que después de Rosh Hashaná no podemos regresar a como era nuestra vida antes. Porque entonces no solo se anula el trabajo por completo, sino que también se elimina la separación que creamos entre nosotros y estas fuerzas negativas de caos y destrucción. Y si se elimina dicha separación, todos los energías negativas y fuerzas de caos pueden regresar a nuestra vida.

El secreto del significado del versículo yaarof kamatar likjí es que con las conexiones que hicimos en Rosh Hashaná, desactivamos el poder de las fuerzas negativas que creamos con nuestras acciones negativas durante el año pasado e incluso las de años y encarnaciones anteriores. Pero tenemos que entender que la única manera en la que podemos mantenernos protegidos de dichas fuerzas es si realmente estamos en un lugar distinto —no solo ayer, anteayer u hoy— si realizamos un cambio de vida verdadero. Si regresamos a los mismos estados de ira, celos y Deseo de Recibir para Sí Mismo después de Rosh Hashaná, entonces esas fuerzas siguen en ese plano inferior y pueden seguir haciendo daño. Para asegurarnos de mantener a esas fuerzas desprendidas de nuestra vida debemos cambiar nuestra vida realmente. No significa necesariamente que debemos cambiar por completo, pero debe haber cierto nivel de ira, celos o Deseo de Recibir para Sí Mismo al que no regresemos más.

Es importante saber que la mayoría de nosotros, desafortunadamente, durante nuestra vida creamos energías de caos y cada carencia que sentimos el año pasado viene de esas fuerzas que hemos creado y siguen presentes. Pero en Rosh Hashaná tuvimos la oportunidad de desconectarnos de ellas, y para asegurarnos de mantenerlas al menos inactivas (si no muertas) e incapaces de inmiscuirse en nuestra vida, tenemos que quedarnos en un lugar distinto. Si nos quedamos en un lugar elevado, estas fuerzas de las klipot y negatividad intentarán encontrarnos, pero no podrán porque ya no estamos ahí. Pero si regresamos, ellas seguirán ahí y nosotros habremos regresado al caos que existía ahí. Y ellas tienen la fuerza para desatar el mismo desastre que antes o más.

Este es un profundo entendimiento del proceso de transformación. Tal y como explica el Arí, desprendimos a las klipot, pero también está el aspecto de dinim, juicios, que en realidad necesitamos. Transformamos los dinim en Rosh Hashaná y continuamos transformando estos juicios en los días de Rosh Hashaná hasta Yom Kipur, y especialmente en Shabat Shuvá, cuando regresamos la energía perdida que llegó hasta el juicio y la convertimos en Luz que podemos usar en el año entrante.


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