En nuestro mundo acelerado, el tiempo es un recurso valioso. Entre el trabajo, la familia, las relaciones, las amistades y otras obligaciones, hacemos malabares con tantas prioridades diferentes que puede ser un desafío saber si estamos dedicando nuestro tiempo y energía a las cosas que de verdad importan. La sabiduría de la Kabbalah proporciona herramientas y enseñanzas para que cada uno de nosotros nos aseguremos de que nuestros días, semanas y meses estén enfocados en las cosas importantes y productivas que aportan plenitud duradera.
He aquí tres consejos para dar prioridad a lo que más importa:
1. Toma nota de dónde estás invirtiendo tu tiempo.
Podemos dividir la vida en dos categorías: cosas importantes que nos dan energía a nosotros mismos y a los demás, y cosas sin importancia que no son productivas para nosotros ni para el mundo. Es probable que hayas vivido un momento en el que estabas sumamente estresado, molesto o ansioso por algo que, en retrospectiva, en realidad no importaba tanto. A menudo, hay mucho dramatismo por cosas tontas porque eso es en lo que estamos enfocados, en lugar de dedicar tiempo a áreas más importantes de la vida. Nos aferramos a situaciones en las que creemos que alguien nos menospreció o no actuó de la manera que nosotros queríamos, y perdemos de vista lo que realmente importa.
Tómate un momento para mirar tu día, tu semana y tu mes. ¿Qué porcentaje de tu tiempo dedicaste a algo productivo como crear, dar amor y compartir con los demás, y cuánto tiempo dedicaste a pensamientos, conversaciones y acciones de enojo, decepción o negatividad? Esfuérzate por dedicar cada vez más tiempo a la primera categoría y haz seguimiento de tu progreso.
2. Cambia tu mentalidad de “¿Qué puede aportarme la vida?” a “¿Qué puedo yo aportar a la vida?”
Con frecuencia tenemos una imagen de cómo “debería” ser nuestra vida. Nos obsesionamos con las cosas que esperamos recibir del Universo, pero no solemos prestar atención a lo que emitimos al mundo. Estamos destinados a ser reveladores de Luz. Eso significa dar lo mejor de nosotros mismos cada vez más, expresar la parte más auténtica de nuestra alma. Nuestra Luz brilla al compartir verdad, bondad, compasión y empatía con los demás.
Nuestra alma, la esencia de nuestro ser, solo está verdaderamente satisfecha cuando se revela activamente. Las personas más felices y plenas son aquellas que no solo están enfocadas en el próximo chispazo de diversión o disfrute, sino que se aseguran de que estén revelando externamente su Luz a los demás todos los días. Cuando revelar tu Luz se convierte en tu principio impulsor, naturalmente actúas de forma distinta y te ocupas de cosas diferentes.
3. Reconoce que no hay límites para lo que puedes lograr.
La principal razón por la que las personas están ocupadas con las cosas equivocadas es que no solo no logran ver lo que pueden llegar a ser, sino que se ven a sí mismas como inferiores. Subestimamos en gran medida lo que somos capaces de llegar a ser y lograr, en especial cuando intentamos hacer algo que realmente deseamos, por lo que nuestra tendencia es dejar de intentarlo. Es posible que comencemos a compararnos con los demás, creyendo que nunca podríamos hacer lo que ellos pueden. No confiamos en nuestra capacidad de ser grandes e influir en el mundo.
Nuestras almas son ilimitadas con un potencial infinito. No estamos destinados a conformarnos. Despertar este entendimiento en nuestro interior nos permite trabajar para revelar nuestro poder único. Gastar nuestro tiempo y energía en revelar esa parte de nosotros tiene un impacto mucho mayor que las cosas sin importancia con las que nos ocupamos todos los días.
Confronta la creencia de que no eres suficiente. Esfuérzate por cultivar un mayor aprecio por el poder de tu alma y siente curiosidad por conocerte más. Cree en ti mismo y dedica tu energía a revelar tu potencial.
Nuestro tiempo es limitado. Hay una cantidad limitada de horas en un día y un número limitado de años por vivir. La vida puede pasarnos fácilmente si nos enfocamos en las cosas que no duran. El amor, la compasión y el compartir son búsquedas eternas. Incluso sabiendo esto, es posible enredarnos en el ajetreo de la vida cotidiana. Tómate un momento para pensar en dónde estás invirtiendo tu tiempo, cambia tu mentalidad para evaluar cómo puedes compartir más y confía en que tus capacidades son infinitas. Con esa conciencia, puedes dirigir tu tiempo y energía a las cosas que duran para siempre.