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Pésaj: El milagro de tu conciencia

Monica Berg
Abril 18, 2024
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Tanto la ciencia como la espiritualidad nos dicen que cuando nuestra conciencia está en el lugar correcto, experimentamos las expresiones más elevadas de nosotros mismos, de los demás y del mundo entero. Tenemos la capacidad de atraer bendiciones, sanación, amor incondicional y libertad. Más allá de eso, nos volvemos radicalmente bondadosos y compasivos. Tenemos el poder de crear milagros. En un día normal, lleno de pensamientos comunes, creemos erróneamente que estas cosas monumentales requieren un esfuerzo monumental cuando, de hecho, el comienzo de su creación se encuentra en la más pequeña de las acciones: la decisión de cambiar nuestra conciencia a la alegría. 

Los israelitas son un ejemplo perfecto. Pésaj dura siete días, y fue en el séptimo día que los israelitas despertaron por primera vez un milagro con su propia Luz. Rav Brandwein, en una carta a Rav Berg, explicó que la Luz del Creador es como nuestra sombra: así como actuamos, también lo hace nuestra sombra. Cuando los israelitas llegaron al mar, con los egipcios pisándoles los talones despiadadamente y listos para matarlos a todos, quedaron atrapados. Fue aquí donde clamaron al Creador por ayuda, pero el Creador les aseguró que ellos tenían la capacidad de crear el milagro por sí mismos. Esto proporcionó el cambio necesario en su conciencia colectiva, y el Creador lo igualó, haciendo un camino donde antes no había ninguno.

Este es el poder de nuestra conciencia. Rav Berg decía una y otra vez que “la conciencia lo es todo”. Los científicos y los maestros espirituales están de acuerdo, y los filósofos también apoyan esta verdad.

El panpsiquismo es el punto de vista de que la conciencia es una característica universal y primordial de todas las cosas. Philip Goff, profesor de filosofía en la Universidad Centroeuropea de Budapest, explica que es una característica fundamental de la materia física; cada partícula existente tiene una forma de conciencia “inimaginablemente simple”. Estas partículas se unen para crear formas más complejas de conciencia, como las experiencias subjetivas de los seres humanos. Ahora bien, esta teoría no dice que todo, desde una piedra hasta una mesa, es coherente o piensa activamente por sí mismo. Más bien, hay una experiencia inherentemente subjetiva de la conciencia incluso en la más pequeña de las partículas de la vida.

Lo que separa a la mente humana de todo lo demás que “es” conciencia es que nosotros tenemos el poder de elegir. Tenemos el poder de dirigir y redirigir nuestra conciencia como queramos al cambiar nuestra perspectiva. Esto me recuerda la famosa cita del autor y orador mundialmente conocido Wayne Dyer: “Cuando cambias la forma en que miras las cosas, las cosas que miras cambian”. Cuando elegimos una conciencia de amor, vemos amor. Cuando elegimos una conciencia de alegría, vemos alegría. Cuando elegimos una conciencia de milagros, vemos lo milagroso.

Pruébalo ahora. Piensa en una experiencia ligeramente estresante o negativa que hayas tenido o que estés teniendo actualmente. Una vez que hayas pensado en una situación, tráela de lleno a tu mente. 

Ahora pregúntate: “¿Cómo cambia esta situación si trato de verla como algo positivo?”.

Estoy dispuesta a apostar que algunos aspectos positivos surgieron en tu mente, aunque hayan sido pequeños. Esa persona que se te atravesó en el tráfico de camino al trabajo se convierte en un agente del universo, evitándote un posible accidente. ¿El barista se equivocó en tu orden de café usual? Voilá, ahora tienes una nueva bebida favorita que de otro modo no habrías probado. Si puedes comenzar con pequeños inconvenientes como estos, tendrás una buena práctica para los desafíos más grandes de la vida.

Comienza a aplicar una perspectiva positiva, una conciencia de alegría, gratitud o bondad a cada día, y verás que toda tu vida cambia ante tus ojos. Conectarse con el poder de Pésaj amplifica diez veces esta positividad.

Los kabbalistas explican que la Luz abunda de forma tan antinatural en el primer día de Pésaj que cualquier negatividad a la que nos hayamos adherido se disuelve. La Luz del Creador llega con tanto poder que supera por completo a las fuerzas de la negatividad. Así como los egipcios fueron apartados de los israelitas, también nuestras propias fuentes de negatividad son eliminadas de nosotros. Las consecuencias de nuestros pensamientos, palabras y acciones negativas, todas pueden ser borradas por completo. Esto como resultado de prestar atención a nuestra conciencia y redirigirla hacia la alegría y el amor.

No le corresponde al Creador cambiar nuestra naturaleza; ese es nuestro trabajo. Nosotros hacemos el cambio y, como nuestra sombra, el Creador se comportará de la misma manera que nosotros. El cambio más grande que estamos destinados a hacer es renunciar a nuestro Deseo de Recibir Solo para Sí Mismo. Por suerte, cuando elegimos una conciencia de alegría, nos alineamos con la energía de la Luz, el Deseo de Recibir para Compartir.

Desde este lugar, obtenemos el poder y la capacidad de cambiar la naturaleza de nuestro mundo. Esa es la posibilidad inherente a nuestra conciencia, especialmente en esta ventana de tiempo conocida como Pésaj.


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